Mujer, madre, esposa
Ya no soy una niña, pero nunca seré vieja, porque el alma no
envejece.
Soy de esa tribu de Mujeres con risa de niña y
carcajada de alegría. De cabello largo y libre, y ojos antiguos como la tierra,
donde la belleza interna no se extingue.
Soy una mujer: con el espíritu del lobo, la destreza de un
águila y la fuerza de una leona. Con sonrisa de duende y con un corazón de un
soldado espartano, que nunca se rinde.
Soy un ser que atraviesa el tiempo, en constante movimiento,
despertando curiosidad y resurgiendo de sus
cenizas.
No tengo y nunca
tendré la edad que señala un documento. La edad se demuestra luchando, en
ocasiones por qué no; llorando. Divirtiéndose, amando, en general; viviendo.
Porque los que me quieren y realmente me conocen: saben que ya
no soy tan niña, ingenua. Ellos siempre sabrán que nunca seré vieja. Porque
para ellos, siempre, siempre, seré Eterna.
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Un saludo de vuestro cartero y escritor.