Al final del camino

Demasiado tiempo sentado, ya no camino. Solo observo en silencio, aun cuando grito, no escuchan lo que digo. Con ternura me acarician, y me dicen: “pobrecito”. Yo siento su amor, el cariño constante, pero ellos lloran sin razón, porque actualmente, ya no siento aflicción. Aunque apenas me muevo, pero veo, escucho, comprendo, y sé, lo que tengo. Ahora solo espero… Morir sin dolor.

Autor: Jacinto Benito Martín. ©©

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