Cartero escritor.

Día desapacible, equinoccio de septiembre. Hojas amarillentas, guiadas por un suave soplido... Caen lentamente. Una ráfaga desnuda sus ramas, la savia duerme, hasta que el oso despierte. Autor: Jacinto Benito Martín ©©

Carámbanos en el tejado, frio y ambiente helado. Triste y algo melancólico, Por todo lo que está pasando. Con la caída de la hoja, suele pasar todo los años. En personas de edad avanzada, y enfermos crónicos, tiemblan para no pillarla. La luz solar se oculta, la noche se queda sin brillo, por el tiempo nuboso, que se esconde entre la niebla. No podemos desesperar, Porque el día ganará, la noche desaparecerá, Y otra luz tendrá el lugar. Autor: Jacinto Benito Martin. ©©

Demasiado tiempo sentado, ya no camino. Solo observo en silencio, aun cuando grito, no escuchan lo que digo. Con ternura me acarician, y me dicen: “pobrecito”. Yo siento su amor, el cariño constante, pero ellos lloran sin razón, porque actualmente, ya no siento aflicción. Aunque apenas me muevo, pero veo, escucho, comprendo, y sé, lo que tengo. Ahora solo espero… Morir sin dolor. Autor: Jacinto Benito Martín. ©©

Resido en una gran ciudad. Con mi mochila a la espalda y mi bastón de caminante, empiezo el ascenso a la cumbre. La montaña me ofrece silencio, tranquilidad, libertad de movimiento, qué; con frecuencia carezco en la ciudad. Al avanzar hacía la cúspide, las vistas se vuelven más hermosas e impresionantes. La mayor satisfacción es coronar el pico, respirar profundamente y, aglutinar todas tus emociones en un instante. Autor: Jacinto Benito Martín.©©

Escritor Pantalla encendida, ojos cansados. Ideas en el aire, sinónimo encontrado. Última ocurrencia, teclado revolucionado. Noches de insomnio, pensando, buscando. Horas de investigación, averiguando, redactando. ¡Por fin!, terminado. Nervios, ansiedad, ahora no queda otra, que esperar. ©©